viernes, 6 de abril de 2012

Dolores, siete Dolores

(A la Dolorosa de San Juan)

Dolores, siete dolores
Siete puñales; espadas
que en tu corazón clavadas
son vitales estertores.
Oh Madre mía, no llores
por la ruindad de mi trama,
por mi impío panorama
por mi iniquidad, no llores.
Yo no valgo tus dolores
ni los llantos que derramas.

No valgo las perlas finas
que dejan su itinerio
salobre sobre el rosario
de tus mejillas divinas.
No valen mis asesinas
acciones las limpias flores
que en sonrosados colores
de tus sagradas mejillas
cuan puros diamentes brillan.
Por favor, Madre, no llores.

No valgo, desentendido
de tu maternal dolor,
los caminos que el Señor
tan pronto enseña y olvido.
No valgo que dolorido
se encuentre tu corazón.
Mi mayor aspiración
es llorar como tu lloras
por mi vida pecadora
sin paz y sin redención.

Quiero llorar, Dolorosa,
y mi vida desgraciada
purgar cuando estén hinchadas
mis mejillas lacrimosas.
Cambia, Madre, esta afrentosa
devoción fría e inerte.
Has que con un dolor fuerte
llore mi pecho mendigo,
para alegrarme contigo
al ver vencida a la Muerte.

Eduardo Duque. 2011