jueves, 18 de octubre de 2012

Especial San Lucas: Patricio José García


PATRICIO JOSÉ GARCÍA

El 17 de Marzo de 1722 abrió por primera vez los ojos al mundo, Patricio José García. Hijo de Juan García del Valle y Antonia Ramos, este villero se encuentra engrosando la lista de maestros que ha dado Canarias a la Historia de Nuestro Arte.

Aparejador, maestro de cantería, alarife o maestro de obras, tal como lo anuncian diferentes documentos de su tiempo, destacó como uno más de entre los mejores maestros del Archipiélago; lo que le llevó a participar no sólo en proyectos en la isla de Tenerife, sino también en Gran Canaria. Precisa afiliarlo, de manera general, al gusto barroco, lo que se aprecia principalmente en sus brillantes ornatos.

El prestigio con el que gozó, o por lo menos su buen hacer, queda patente en los proyectos que asumió. Probablemente destaca por encima del resto, en cuanto a fama, la Iglesia Parroquial de la Concepción de La Orotava.

La fábrica del actual templo se inicia en 1768. lo controvertido de su autoría se resuelve entendiendo la participación de distintos maestros en momentos diferentes del proyecto. Frente a unos planos previos del ingeniero militar Francisco Gozar, en la fecha de inicio de las obras, Patricio García planificaba y dirigía la construcción. El maestro se mantiene al frente de las mismas hasta 1778. A su mano responde la singular fachada (donde demuestra también su pericia como cantero) que evidencia su formación barroca, así como la disposición interna.

Es el arquitecto Diego Nicolás Eduardo, prebendado de la Catedral de Santa Ana, el que reclama a Patricio García como colaborador para proyectos en Gran Canaria; pues sentía gran admiración por la capacidad profesional que demostraba el maestro villero. En un expediente catedralicio se hace constar como méritos que el maestro de obras tenía en su haber la construcción de dos templos en La Orotava e importantes reparos en la Iglesia de La Concepción de La Laguna.1

En Gran Canaria, participa primero en la construcción de la Iglesia de Santiago de los Caballeros, en Gáldar. Lo aquí ejecutado (cimentación, labrado y asentado de las arquerías de la Epístola y el Evangelio) demuestran su valía y los motivos que llevaron a Diego Nicolás Eduardo a tomarlo como colaborador.

Por ello, no dudó Eduardo en contar con él en las edificaciones de la postrera etapa de la Catedral de Santa Ana, siendo éstas sus últimas actividades. Pone fin a su participación en el proyecto en Octubre de 1782, sintiendo la cercanía de la muerte.

Ésta le sobrevino el 21 de Noviembre de 1782, en su tierra natal.


I. F. B.


1 Rumeu de Armas. Anuario de Estudios Atlánticos. VOL.1, Nº 43. 1997